Con cuarenta y cuatro piezas Octavio Zaldivar inauguró en el segundo piso del Museo Francisco Villa del Instituto de Cultura del Estado de Durango (ICED)  su exposición fotográfica “Historia y tiempo” en la que el maestro deja de manifiesto que la fotografía es capaz de fusionar el tiempo con la historia para que quede, sobre todo, esa narrativa o historiografía que se construye con la lente.

No hay una imagen en blanco y negro con la que el espectador no quede enganchado, en la era de todos los filtros al alcance del dedo, Octavio Zaldivar nos regresa a la simpleza del blanco y negro, al momento prodigioso en el que el fotógrafo captura el diálogo entre las luces y las sombras.

Esta simpleza le sirve al maestro Zaldivar, no para hablarnos del pasado ni de la falta de color, sino para demostrar que las expresiones humanas y su interacción con la arquitectura de las distintas ciudades a través de los años es atemporal, atraviesa los tiempos y los espacios. A través de esta muestra podremos vivir la historia de nuestro tiempo sin importar ni cuándo ni dónde nos haya tocado ser.

Octavio Zalvidar, siendo este fotógrafo transgresor que no sólo captura imágenes sino que nos lleva en su viaje, es capaz de trasladarnos al teatro a ver de nuevo la obra “Hijo de mi padre” o a reconocer en su mesa de trabajo al maestro Tomás Bringas su amigo entrañable, o trasportarnos a las calles de la Habana en donde el tiempo es otro, y el ojo del espectador es capaz de percibirlo sin moverse de su sitio.

Por todas estas razones y por lo que las fotos de Octavio Zaldivar te puedan contar, en el Instituto de Cultura del Estado de Durango te invitamos a recorrer “Historia y tiempo” que permanecerá en la Sala de Exposiciones Temporales en el segundo piso del Museo Francisco Villa hasta finales de agosto.